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edificio de v.p.o. en Sanchinarro

Eva Aldeanueva Martínez

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La parcela TR-24 está situada en el inicio de una serie de parcelas destinadas también a edificios de vivienda.

Si límite norte da a la calle pintor Antonio Saura y a una zona verde prevista en planeamiento; su límite norte da a la calle pintor Antonio Saura y a una zona verde prevista en planeamiento; su límite sur da a un fuerte talud de las vías del tren; su límite este a la parcela TR-28B; y su límite norte a un espacio de rotonda de viario público.

Otro de los rasgos determinantes de la parcela, además de su posición, es el fuerte desnivel entre sus lados menores, casi de tres metros de altura.

Además la ausencia de referencias urbanas nos proporciona un medio neutro y homogéneo del entorno.

La topografíaa, la situación y el entorno son las premisas que el proyecto toma como puntos de partida.

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Se propone una ordenación en bloque que recorra perimetralmente los límites de la parcela, generando dos espacios exteriores a los que volcar las viviendas, evitando la calificación habitual de fachada “interior” y fachada “exterior” . El recorrido se cierra con un bloque vertical de viviendas. El edificio se levanta y se coloca sobre un zócalo que absorbe la pendiente del terreno y que permite un plano horizontal continuo en la planta baja del edificio, donde sólo se sitúan las tres viviendas adaptadas a minusválidos.

Se busca liberar al máximo de edificación la planta baja, que el espacio sea abierto y recorrible, que funcione como espacio de estancia y de juegos; los cerramientos de portales y de cuartos de instalaciones son, por eso, de materiales ligeros, chapa y vidrio, y de formas redondeadas y exentas.

El edificio se configura como una serie de estratos de espesor desigual, de distinto color y con elementos desiguales de vacío y volumen que evitan la continuidad del bloque. Los casetones de escaleras son cuerpos acristalados que vuelan como cajas macladas. Las carpinterías y las persianas de aluminio y los perfiles metálicos que articulan las fachadas aligeran la pesadez del ladrillo.

La vivienda se piensa como UNIDAD-HABITABLE volcada a la calle o al espacio interior/exterior abierto, indistintamente y de manera alterna, lo que proporciona una imagen homogénea en cualquiera de las caras del edificio.

Texto: Eva Aldeanueva Martínez

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